En el doble fondo de un cajón escondida
En el olvido de mi memoria brotaba
Una lista con mis estrafalarias demandas
Para un amante que tal vez se asomó
De una imagen desvaída le doy forma en sueños
Y en voz alta mientras duermo
Desgrano condiciones por acaso me escuchara
Por si la noche le empujara cerca de mi camino
Antes de llegar y cruzarnos las miradas
Ruego que traiga algunos deberes hechos:
Que plante algunas palmeras en la Luna
Que me traiga a la vuelta el Mar de la Tranquilidad
Que siembre mil luciérnagas en mis ojos
Que suelte mariposas suficientes para su estomago y el mío
Que plante abundante hiedra para que nos enrede con nudos flojos
Que no aprieten
Que no rompan alas
Que aprenda a desbrozarme el corazón y tenga un pecho mullido
Que sea la almohada de mi cabeza confundida
Que traiga música de pianos, trompetas, violines y saxos
Que tapen los ruidos estridentes
Que ahogue los ladridos de mi miedo
Que guarde mi rostro en el hueco de la palma de su mano
Que sea el cuenco de mis lágrimas saladas
Que me desnude con ternura casi toda el alma solo con su mirada
Que avive los rescoldos de pasión cada día lentamente y sin descanso
Que me abroche con viento fuerte, brisa suave y olas de agua fresca
Que pueda amarme siempre en otras si no estoy yo
Que no patee en mis errores ni hurgue en mis heridas
Que abandone su escondite en el doble fondo del cajón de mi memoria
Yolanda Tejero
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